Se fue el año y, como todos los anteriores, tuvo cosas buenas, cosas malas... Y cosas excelentes.
Yo soy de la idea de que uno no debe estancarse en ver cuántos fracasos tuvo en el año, sino recapitular que fue lo bueno que aprendiste de ellos.
Y es que, amigos míos, no hay situación negativa que no venga con algo positivo de propina. Y este año debió tener bastantes: entre nuevas amistades, personas interesantes, recompensas personales o profesionales... El chiste es saber buscar. Ser optimista.
Tengo la firme creencia de que, si Dios existe, el único mandamiento que escribió con su índice de fuego es: A ver humanito pendejo, ocúpate de ser feliz sin estar chingando a los demás y a mi... a mi déjame en paz, que para eso te di dos manos, cerebro y la creación entera para que te alimentes de ella...
Así de simple.
El tiempo se va muy rápido. Hoy somos un día más viejos que ayer y nada nos garantiza que vamos a amanecer mañana, ¿verdad? ¿Por qué amargarse entonces? ¿Por qué depender de lo que dicen los demás para considerarte feliz?
Disfrutar cada momento como si fuera el último día de tu vida... eso tiene más sentido.
Disfrutar cada momento como si fuera el último día de tu vida... eso tiene más sentido.
¿Hace cuánto que no ríes a carcajadas? ¿Que no disfrutas el maravillos aroma de una rosa que no ha sido cortada? ¿Hay algo que siempre has querido hacer y que por falta de tiempo sigues posponiendo?
Mi propuesta es esta:
Haz tu trabajo con alegría.
Ignora a los envidiosos.
Ríe escandalosamente.
Dile a las personas que amas que las amas.
Mójate en la lluvia.
Ve la película que nunca has visto y te mueres por ver.
Ten una cita a ciegas.
Disfruta un buen café.
Conversa con esa persona especial hasta el amanecer.
Haz el amor.
Baila.
Come tu comida favorita.
Escribe un poema.
Canta al oido de alguien que te importe.
Llora.
Rompe algunas reglas.
Contempla el atardecer.
Besa hasta que te duelan los labios.
Abraza a tus amigos.
Acuéstate sobre el césped.
Emborráchate alguna vez.
Enamórate.
Ve las estrellas.
Grita (a media calle o en el estadio, da igual. Sólo házlo).
Contempla la luna.
Sé feliz.
Hazlo pronto, porque asi como este año termina, un día se terminarán tus créditos en este videojuego que llamamos vida. Y entonces si, no quiero que te arrepientas.
Y claro, ¡brindemos! Siempre hay buenas razones para brindar:
Salud por los perros
y por los salmones,
por los que en botellas plantamos canciones,
por los que reciben en algunas noches
racimos de besos, putazos y flores.
Salud por los granos,
por las espinillas
y por los zancudos que enamoran focos,
por los subeybajas, las resbaladillas,
porque las lolitas nos prefieren locos.
Salud por las que aún no llegan a casa,
salud porque pasen la noche conmigo,
salud por ElPerro que sigue matando
mis neuronas muertas con copas de vino.
Porque llegue el sol bebiendo cerveza
y bese a la luna, labios de cereza,
por los clandestinos,
por los agujeros,
por las contorsionistas
no profesionales de asientos traseros.
[...]
Salud por lo que tú ya pienses de mi,
salud esta noche y tal vez no sea cierto,
salud porque yo no vivo sin tí...
Y porque siga la fiesta después del concierto.
[Fragmento de la canción Hoy salud... mañana también, del maestro Armando Palomas, Álbum Canciones del estribo (Sobrio), 2007]
Y, pues... Ya encarrerado el ratón, chingue su madre el gato... ¡SALUD!