I
En el principio todo era oscuridad...
El Borracho comenzó entonces por separar el día de la noche, sin embargo, el decorado completamente minimalista en blanco y negro no le agradó del todo, por lo que se dío a la tarea de cambiar la configuración de color a unos cuantos milloncejos de colores más.
Con los colores obtenidos se puso a iluminar, como niño de kinder, dejando que su imaginación fluyera para pintar las transiciones entre noche y día.
Eligió la gama de rojos, dorados y naranjas para el ocaso y los azules y violáceos para darle color al amanecer. En colorear se le fue todo el día, entretenido como estaba en tal actividad.
Al final, vio lo que había hecho, y consideró que estaba chido. Le tomó una foto con su cámara digital para ponerlo en su hi5. Le dolía el cuello y la espalda de tanto colorear, así que se fue a descansar.
II
El Segundo día, repasó lo hecho el día anterior y sintió su obra incompleta. Según él, hacía falta algo de mayor belleza. Así que creó a la luna y a La Mujer.
A falta de costillas de las cuales echar mano, tomó un trozo de su propio corazón para colocarlo en la figura de arcilla y darle vida.
Dulce, suave, semejante a él, diferente, pero a la par complementaria. Compleja y misteriosa. Capaz de ser tímida y sensual, de dar todo y llorar por nada. Contradictoria y hermosa... Perfecta.
Tomó los colores usados el día anterior y pintó los ojos y el rubor de las mejillas, el cabello y los labios. Se esmeró.
A diferencia de los proyectos trabajados en otras ocasiones, leyó muy bien las especificaciones técnicas, aunque, de cualquier manera, terminó extraviando el manual del usuario.
Aún así, después de un arduo día de trabajo, de varias modificaciones y de un infinito número de versiones, se sintió satisfecho con lo realizado y se retiró a descansar.
III
Al amanecer del tercer día, volvió a tener la sensación de que hacía falta algo para complementar el trabajo del día anterior: La Mujer iba a necesitar adornos que enaltecieran su belleza.
Y, con esa idea en mente, creó las flores, el perfume y los espejos.
Vio entonces El Borracho que los espejos parecieron ser insuficientes para mostrarle a La Mujer los alcances de su propia belleza, por lo tanto, creó también la música, la poesía, la literatura y las demás artes para que, de esta manera, fuera posible describirla usando las palabras, las metáforas, los instrumentos, las canciones y los pinceles.
En determinado momento, sintió que a La Mujer, todo esto le resultaría poco todavía y se le ocurrió tomar entre sus manos las piedras preciosas del subsuelo, lanzarlas con fuerza contra la bóveda celeste y llamarles estrellas.
De ahí, alguien, eventualmente, las bajaría para Ella... Sin duda.
Al observar lo hecho ese día, se vio en uno de los espejos y se dijo a si mismo: mimismo, eres un chingón.
Y sin más, se fue a descansar con una sonrisa dibujada en los labios.
IV
El cuarto día El Borracho creó a la familia y a Los Amigos.
Dio a la familia el amor fraterno, el caldo de pollo, el calor de hogar y los funerales. Designó a una de las mujeres para que llevara el peso de mantener unidos los elementos de este pequeño sistema y decidió llamarle Madre. Ya de paso, agregó la capacidad del amor materno incondicional y el beso en la frente para las noches de lluvia y enfermedad.
En cuanto a Los Amigos, ni muchos, ni pocos. Los suficientes, los necesarios. Los dotó de la palabra de aliento para ser usada en los momentos difíciles, de la carcajada estruendosa, que repentinamente surge cuando Los Amigos están reunidos, del abrazo oportuno que llega en el momento justo en que el otro lo necesita y de la alegría, la humilde pero enriquecedora alegría de la amistad.
V
El quinto día, consciente de que el trabajo de días anteriores había sido complementario de un día hacía otro, simplemente sonrió, tomó sus herramientas y, con un gusto desbordado, comenzó a trabajar.
Se dio a la tarea de crear los bares, la cerveza, las micheladas, el tequila y el dominó.
Vio que el conjunto de lo realizado se llevaba de maravilla, una simbiosis perfecta como la del tequila con el limón, la cerveza con la botana o La Guayaba con La Tostada...
Así que dio por terminadas sus actividades de ese día y se fue a descansar.
VI
El sexto día inventó los fines de semana, las fiestas, las desveladas, las noches bohemias, las tertulias y las serenatas. Los tacos al pastor, las enchiladas, el pozole, las corundas, el Boing de guayaba y la Coca-Cola. Los chocolates, las hamburguesas, los nachos con queso, las tortillas con sal, la televisión, los cómics y el cine.
Se emborrachó de manera épica con Los Amigos y lloró por causa de La Mujer. Ya no se acordaba si lo que había hecho estuvo chido, ni si había guardado una copia de seguridad de su proyecto, pero como no podía mantener los ojos abiertos, tambaleándose y todo, se fue a descansar.
VII
El séptimo día se levantó tarde. Le dolía la cabeza, le molestaba la luz brillante [como a Los Gremlins] y no soportaba los ruidos fuertes. Aprovechó entonces para crear el alka-seltzer, la aspirina, el menudo, el vuelvealavida y los chilaquiles picosos. Los tacos de birria y el consomé con cebolla, cilantro y chile verde.
Ya más tranquilo inventó el fut bol y los paseos en el parque, las albercas y el mar. Los cocos con ginebra y las películas en video. Las camas para dormir y las camas para lo demás y, ya encarrerado, de pasada creó el Internet.
Terminó temprano. El trabajo realizado le complació y, muy contento, se fue a descansar.
VIII
El octavo día El Borracho abandonó el cielo: el mundo estaba listo para él...
Salud.