domingo, 1 de noviembre de 2009

Día de muertos



Tengo, en primera instancia, la maravillosa fortuna de haber nacido mexicano. En segundo lugar, y siguiendo con las circunstancias afortunadas, nací en un estado bastante alejado de la frontera con Estados Unidos. Me imagino que es por esa razón por lo que aquí aún se conservan varias tradiciones populares propias de la región y no tengo que soportar a las hordas de mocosos disfrazados de algún monstruo chafa de película gabacha.

Tal vez me quieran tachar de intolerante -otra vez-, pero, si con los poquitos que hay en la calle me dan ganas de darles una patada en el trasero para que se dejen de pendejadas, imagínense si viviera cerca de la frontera.

Claro que no hay que culpar a los escuincles, sino a las madres de los mismos, que son las que los disfrazan y les inculcan esas cosas en lugar de ponerlos a leer o fomentar la cultura, la verdadera y vasta cultura que hay en este país.

Como botón de muestra, en mi país, México, se cree que este día las personas que han fallecido y habitan el otro mundo, tienen permiso de venir a visitar a sus familiares. Sólo hoy.


¿No es interesante? Pensar que un día al año y después de un largo viaje (no hay vuelos directos)aquellas personas que han muerto vendrán a comer contigo, se sentarán a tu mesa y que necesitan ser guiados, tener una luz que les indique el camino...

También es importante tener su vaso con agua, para que puedan refrescarse después de la travesía, su comida favorita, su jarrito de pulque o de cualquier licor de la preferencia del difunto, para que recuerde los placeres mundanos, de los que se ha privado todo un año... ¡Ah!

Amo nuestras tradiciones.

Y amo también el sentido del humor -el verdadero sentido del humor- con el cual tomamos todas las cosas... incluso la muerte.

Hablando del tema, me late esta rola...



Necrofilia Enamorada


Tumbaré tu tumba con un martillo

y sacaré la tierra de tu agujero.

Pa' esta vez, yo también seré el primero

que se coma a besos tu podrido corazón.

Y quitaré el deshilachado vestido,

blanco, como la luna en el cementerio.

Y ahora estoy a tu lado aqui bebiendo

con una botella que va a dejar de existir.

Limpiaré tus orejas con mis manos,

y lavaré tu ombligo con mi saliva,

y quitaré de tu cara los gusanos,

y trataré de pensar que tú estás viva.

Y mirar esos ojos tan cerrados,

y besar tu boquita tan hinchada,

y morder esa lengua descarnada,

y llevarte serenata al cementerio:

necrofilia enamorada.

Peinaré tu cabeza despeinada,

te cantaré una canción en el oído... si...

y pondré tus manos sobre mi espalda

pa' que sepas que, sin ti, estoy tan frío.

Y tumbaré tu tumba con un martillo,

y sacaré la tierra de tu agujero,

pa' esta vez yo también seré el primero

que se coma a besos

tu podrido corazón.


Y que nos entierren juntos... en la misma tumba.

[Armando Palomas. Llamadas Perdidas. 2007]

¡Salud!










3 comentarios:

  1. jajaja a mí también me gusta ser mexicana!

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  2. Pero caramba!! Si es lo mejor que existe!!

    :D

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  3. A mi tambien me encantan nuestras tradiciones!!!
    Y el humor que nos caracteriza por ser los unicos capaces de reirnos de la muerte...

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