La ola de calor de días recientes me hace volver a las calles. La noche me llama con seductor cántico de sirena. Luces de neón y ganas de beber cerveza sus cómplices.
El mesero sugiere un lugar cerca de la pista donde se destacan un tubo cromado y un aro para acrobacias. El escenario vacío me provoca esa sensación de expectativa que surge antes de disfrutar un espectáculo de Nouveau Cirque.
De súbito la veo venir, caminando con esa confianza torera de quien entiende su negocio. Las altas plataformas transparentes no parecen ser problema para ella. El minivestido negro, corte Halter, con adornos color plata a la altura del busto, simplemente le ajusta como un guante.
Se sienta a mi lado. Nos presentamos con nombres falsos y somos concientes de ello. Es parte de la vida nocturna: Al entrar aquí, nos colocamos las caretas... ¿o nos deshacemos de ellas?
Espera que le invite alguna bebida. Mi cerveza está en el vaso desde hace algunos minutos, así que le pregunto qué desea.
-Cerveza también.
El mesero la trae con prontitud y le entrega la ficha.
Sonríe. Se pone de pie. Ahora se sienta en mis piernas. Toda ella es una invitación al pecado: su perfume, su cabello negro, su juventud, las delineadas piernas, las fuertes nalgas, sus turgentes senos...
-¿Me guardas la ficha?
-Claro.
-Es mi turno de bailar. No tardo.
Me da un beso en la mejilla. Pronto se apodera del escenario y acapara las miradas. Se contorsiona y vuela. Es un ángel de la noche.
Regresa a mis piernas y bebemos. Platicamos y reimos. Nos sentimos cómodos el uno con el otro aún cuando, como cliente, soy el que menos le conviene. No hay ganancia estando conmigo.
Me muestra sus tatuajes, uno de ellos con el nombre de su madre.
Me muestra sus tatuajes, uno de ellos con el nombre de su madre.
Seres humanos al fin. Sufren como los demás. Lloran. Tienen problemas. Igual que todos los que vienen aquí buscando olvidar los propios. Psicólogas de la noche que guardan en sus camas lo que no ha quedado en los divanes.
Trátalas como damas... aún aquí, no dejan de serlo -me dijo un amigo un día- Prefieren estar con tipos como tú y yo, que las tratemos así, que con algún machista idiota.
Mi amigo tenía razón.
Mi amigo tenía razón.
Las historias particulares de los personajes nocturnos de esta ciudad siempre se entrelazan por alguna razón.
-¿Trabajas aquí todas las noches?
-No.
-¿Cómo hago para saber cuándo volverás a estar?
-Te paso mi número de celular. Mándame un mensaje a eso de las tres de la tarde.
Registro su número en mi teléfono y guardo su nombre. Dennisse. Así me dijo que se llamaba... al menos esta noche.
aja! conque gustas de las cachimberas?
ResponderEliminarCachimbera es una palabra nueva para mí, ¿Qué significa?
ResponderEliminarUN TRABAJO QUE ME HUBIERA GUSTADO EXPERIMENTAR JEJE BUENO AVCS NO ES TAN MALO HACERLO
ResponderEliminarSW3ETY
:)
No. La verdad no es tan malo. Y la que te cuento... ¡buenísima!
ResponderEliminary que andabas haciendo por esos rumbos? no te ves con cara para animarte ahi hasta a mi se me ve cara jajaja pero no a ti
ResponderEliminarsw3ety
Las apariencias engañan Sweetheart...
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