Al bajar del camión siento en el rostro la brisa matinal de Septiembre, aún cargada de olor a lluvia. El verano ha terminado y es momento de comenzar con el siguiente nivel de escolaridad. Hoy es mi primer día en el ansiado y, a la vez, temido bachillerato.
Llegué temprano y supongo que es por esa razón por la que la explanada luce practicamente desierta. Camino en dirección al asta bandera y me detengo a observar el jardín que se encuentra a un costado. Aspiro y mis pulmones se llenan del aroma de oyamel que domina en el ambiente.
-Hola... -Escucho que alguien dice a mis espaldas con voz infantil.
Giro 180 grados sobre mis talones y la descubro a Ella.
Es como un sueño, literalmente. Los ojos más radiantes que yo haya visto adornados de unas pestañas enormes que, a los quince años, lucen más hermosas mientras más naturales. El largo cabello, tan negro como la noche enmarca el rostro de piel apiñonada y los hoyuelos en las mejillas, completando la hermosa aparición, me dejan sin palabras. La boca es pequeña, en forma de corazón y los labios no son rojos sino de un rosa intenso.
Sobra mencionar que mi corazón adolescente se ha desbocado y que siento en las sienes y los oídos el pum-pum de sus tambores.
Imposible no verla. Imposible no estar nervioso. Imposible quitar la vista de sus hermosas piernas enfundadas en mallones blancos, debajo de la minifalda de mezclilla. Son tiempos en que la anorexia no existe y las mujeres lucen sin complejos los atributos inherentes a su sexo. Ella, sin duda, tiene mucho que presumir.
Creo que me he quedado corto de palabras para describir tanto su belleza, como las emociones que me hace sentir. Son los primeros años de la decada de los noventa y es ésta la imagen que mejor representa el momento que esta preciosa niña me está haciendo vivir:
Sesiones maratónicas viendo en televisión a los Caballeros del Zodiaco durante los fines de semana son las responsables.
-Hola -Le respondo.
Me pregunto si he tardado mucho tiempo en contestar y si no habré quedado como idiota frente a la Diosa que se erige frente a mi. Pero ella vuelve a acometer con su voz de sirena y me transporta a un universo paralelo donde, en este momento, sólo existimos ella y yo.
-¿Cómo te llamas?
-Ricardo, ¿y tú?
-Cristina. Pero prefiero que me digan Cris.
-Mucho gusto, Cris.
-Igualmente, Rick. ¿En qué salón estás?
-Me tocó en el primero B, ¿y a ti?
-También.
No puedo creer tanta ventura. Intento disimular pero no creo que funcione. Me siento eufórico de enterarme que voy a poder verla de Lunes a Viernes, a partir de las siete de la mañana, durante todo el ciclo escolar y disfrutar, mientras pasan la lista, de las 12 notas que conforman la sinfonía de su nombre: María Cristina Villegas Calderón...
Los timbres de su voz hacen erizar los vellos de mis brazos y mis ojos no pueden apartarse de los suyos. No creo que ella se de cuenta siquiera de todo lo que provoca en mi. Pero en este momento, eso no resulta tan importante. Sólo quiero contemplarla.
Algún día, cuando me arme del valor suficiente le pediré que sea mi novia. Así, sin más, me atreveré con la niña más bonita del salón. Yo, que sin duda, seré el menos agraciado o el más feo, por decirlo con todas sus letras.
Pero nada pierdo con intentar. Con suerte, hasta me dice que sí.
que lindo
ResponderEliminarpero no entendi porque el tag de anorexia
Mientras escribía esto y recordaba a la protagonista pensaba en que en estos tiempos la misma niña sería considerada como un poco llenita.
ResponderEliminarLa verdad es que tenía todo en su lugar. Preciosa.
Pero tienes razón en preguntar ya que, en este post, sólo menciono la palabra anorexia una vez. Párrafo siete.
orale está padre como siempre lo que escribes...crees que habra una segunda parte S
ResponderEliminarNo creo que escriba una segunda parte de esta historia.
ResponderEliminarMe parece que hay cierta duda en tu comentario, así que pregunta, sin vergüenza, anda...
;)
bueno la duda es saber que paso después en la historia, si fue tu novia o que paso después entre ustedes....estaría padre conocer el final.S
ResponderEliminarPues la verdad es que...
ResponderEliminar...apenas se está escribiendo la historia
ResponderEliminar...sí fue mi novia.
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