"Yo no quería mentir, me hiciste un mentiroso.
Hoy digo lo que tú quieres oir... como un acto piadoso."
Ricardo Arjona.
Voy saliendo de clase. Una terriblemente aburrida a estas horas de la tarde, ¡y con este calor! De hecho, poco faltó para que me quedara dormido.
Pero he aquí que aparece Ella por el corredor y esa imagen, por sí sola, me es en extremo refrescante.
No puedo menos que sonreir mientras mis ojos la observan detenidamente: pantalón de mezclilla azul marino que marca perfectamente su figura, blusa blanca sin mangas y el rubio cabello recogido en una cola de caballo.
Me acerco de prisa y le digo...
-¡Hola muñeca! Justo estaba pensando en ti...
Algo anda mal. Se le nota en la cara. Reconozco esa expresión a cien metros de distancia. Tengo mucha hueva como para pelear, así que, ¡preparados! Es hora de comenzar con la rutina del novio bueno y preocupado.
Ésta si me la sé.
-Disculpa, ¿hay algún problema?
-No. Nada.
-¿Estás segura?
-Si. De veras.
Sé que algo le sucede y que se muere por decirme qué es. Ella no lo sabe, pero por regla propia, me he puesto como límite preguntarle sólo tres veces para demostrar mi interés.
De esta manera, le hago notar que estoy al pendiente de su lenguaje corporal, -lo cual les halaga-, y se da margen también a que la chamaca en cuestión, cumpla con la rutina de novia enojada.
Iban dos y falta una más. Que conste, señor Juez, ésta es la tercera.
-Pareces estar molesta. Quería asegurarme de que estabas bien.
-No es nada, no te preocupes.
-Muy bien. [No lo haré. Según el Script lo que viene a continuación es un "Lo que pasa es que... No. Nada", Con una inflexión de voz que la haga sonar infantil.
Así que venga, haz tu movimiento.] Te decía que hay en cartelera dos películas que me llaman la atención, sobre todo una de misterio que...
-Lo que pasa es que... No. Nada... ¿Qué películas dices?
¿Ven? ¡Yo sabía que esa era su siguiente línea! Ya me lo aprendí. Aquí entra también algo de actuación. Así que dejo escapar un suspiro de resignación que, más que suspiro, parece resoplido, justo antes de preguntar...
-¿Cuál es el problema?
-Nada...Bueno sí. Resulta que te vieron.
Como ustedes sabrán, yo siempre me porto bien y eso se refleja en la tranquilidad de mi conciencia (ajá). Pero eso no impide que ante un ataque de tal magnitud, mi cerebro comience a proyectar una película de todo lo que ha sucedido en la úlitma semana. Sólo por si las dudas.
La adelanto, la atraso y la pauso. Maldita paranoia. Todo en orden. No encuentro nada comprometedor, lo cual es una ventaja.
Así que, ya en territorio seguro, me aventuro a preguntar:
-¿Me vieron? ¿Quién?
-Una amiga.
-[Si crees que con esa respuesta me voy a dar por satisfecho, que poco me conoces.
No haya sido la vieja flaca esa que siempre me anda inventando cosas, ahora que sí fue la buenona que se parece a Shakira, la cosa cambia...] Por eso, corazón. ¿Quién me vio?
-No te voy a decir.
-[Entonces, ¿por qué me molestas? Tan contento que estaba de verte. Pero bueno, me saldré por la tangente. De veritas, de veritas: NO tengo ganas de pelear.] Tengo la conciencia tranquila.
Ella clava los ojos en mi rostro con esa mirada inquisidora que tienen las mujeres. Y que resalta más con la cabeza inclinada, observando a través de las pestañas, los ojos entornados, en un gesto de desaprobación.
De cuando en cuando viendo en otra dirección, o mirando hacía arriba para volver siempre a mis ojos, o trazando con la mirada un arco, acompañadas probablemente por un leve "ash"... Que lejos de molestarme, resulta divertido.
El asunto es que algo la incomoda, pero no encuentra como decirlo.Y yo no soy adivino. Por lo tanto, me hago buei, la tomo por la cintura y le sonrío a 10 centímetros de su rostro.
Pero ella contraataca...
-Yo te vi, Rigoberto.
¡La película Borracho! ¡Revísala otra vez! Pero me acuerdo de lo bien que siempre me comporto. Así que, con un pinche aplomo que me envidiaría el mismísimo James Bond, comento:
-Ah eso es diferente. Así ya cambia la cosa. Pero, ¿qué viste, chiquilla?
-A tu amiga, la tal Vicky. Los vi sentados en el jardín.
Esa parte la recuerdo. Estaba yo estudiando en el jardín para un examen que voy a tener mañana. Me encontraba sentado de espaldas al corredor y no la vi llegar. Vicky traía un libro igual de gordo que el mío y se sentó detrás de mí, de manera que quedamos espalda con espalda.
Así que simplemente le cuento a ella el cómo sucedieron las cosas.
-Ella llegó y se sentó.
-Sí. Lo vi.
-¿Ah si? Que bien. Entonces sabes que no fue cosa mía. ¿Dónde estabas tú?
-En la biblioteca.
-Bueno ya te expliqué que ella...
Mi chica sigue sin corresponder mi abrazo, señal de que no he podido contentarla ni siquiera un poquito.
-¡Pero tú no hiciste nada!
-[Chale. No sé que esperabas que hiciera. No tengo ojos en la nuca, y no iba a salir corriendo para que ella se cayera de espaldas.
Además, ahora que lo pienso, ¿por qué te enojas conmigo y no con ella?] ¿...?
-Y luego se burló de mí.
-[Ah chingá. Eso sí que no.] Eso sólo lo puedo hacer yo.
-Muy gracioso.
-¿Quién se burló de ti?
-Pues ella. La tal Vicky. Y la otra también: tu amiga Graciela.
Aquí, vale aclarar algo. Yo conocí a Graciela dos años antes que a mi novia. Y somos entrañables amigos. Pero sólo eso. Mi querida amiga Graciela. La famosísima Chela. Chelita. Ampolleta, para los cuates.
-Mira, Paz...
¡Ironías de la vida! ¿Verdad? ¡Paz se llama! ¡Pero si paz es precisamente lo que pido! ¿Habrá algún nombre que signifique guerra? Le quedaría mejor...
...sé que nunca te ha caído bien Chelita y no entiendo bien por qué, pero hablaré con ella. Tampoco voy a dejar que se burle de ti. ¿Qué te dijo?
-Nada.
-¿Cómo que nada? ¿Entonces cómo se burló de ti?
-Pues es que estaban hablando ellas dos...
Mis queridos lectores y lectoras, no sé si se los haya comentado en alguna ocasión, pero yo me distraigo muy fácilmente. Por lo mismo, cuando estudiante, necesitaba de absoluto silencio para poder concentrarme.
Esto me sucede a menudo a mitad de una conversación. Mi mente divaga y va entrelazando ideas que probablemente den paso a alguna historia que escribiré luego. Y pasa especialmente cuando dicha plática me molesta, como obviamente está sucediendo con la situación que estoy intentando describir.
De pronto algo se me viene a la miente. Ya sea una idea para el blog, una pendejada cualquiera, o alguna pregunta verdaderamente filosófica y trascendental como ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Qué talla de bra será Shakira? ¿En qué temporada de Dr. House me quedé? ¿Cómo se llama la amiga buenona de mi chica? ¿Qué prefiero, que me cremen o que me chocolaten...?
Y otras cosas igual de importantes.
Así que me evado de mi realidad, la dejo que hable y la miro como si le pusiera atención hasta que termina con un:
...y luego voltearon hacía donde yo iba saliendo de la biblioteca de la escuela y se rieron.
¡Cárgueme la ch...! ¡Entonces no le dijo nada! Una inocente risa a 20 metros de distancia y ella asume que se estaban burlando ¡precisamente de Ella!
Pero bueno, inhala, exhala, inhala, exhala... Bien. Hora de poner en práctica lo aprendido en las anteriores relaciones. Así que sonrío, sin soltar su cintura, y ella, no de muy buena gana, me deja hacer.
En esta parte del juego es importante no sólo el qué dices, sino cómo lo dices. Suavizo la voz y paso la mano derecha suavemente por su mejilla.
Simplemente le digo lo que quiere escuchar.
-Oye, corazón... ¿Te molesta que hable con Chelita?
-Mmm...Sí.
-¿Te gustaría que dejara de pasar tiempo con ella?
-[Con una voz más aguda que pretendía sonar infantil] Si, por favor.
-Pues asunto arreglado. Hablaré con Graciela, le diré como están las cosas pero te quiero recordar algo. La puedo ver menos, pero jamás dejará de ser mi amiga, ¿estamos? Recuerda que la conocí antes de que nos hiciéramos novios. Ella entenderá...
¡Dejar de verla! Simón, ahorita ¿y su nieve de limón? Aunque sea a escondidas, pero la veré... Sin embargo, escuchar eso la tranquilizará.
De hecho, comienza a corresponder a mi abrazo. Sonríe, pasa sus brazos alrededor de mi cuello, me da un beso y pregunta:
-¿Harías eso por mi?
-Claro. Y muchas cosas más...
Por fin su rostro se ilumina y me dice:
-Gracias. No sé cómo me aguantas. Eres un hombre maravilloso.
Estoy de acuerdo en lo del hombre maravilloso y eso de que cómo hago para aguantarla, también me lo he cuestionado mucho últimamente. Estoy comenzando a hartarme.
A veces, de veras quisiera que tuviera razones para dudar de mí, haberla engañado con todas las que ella cree. Uno se cansa, ¿saben?
Todos tenemos un límite.
-Tal vez deberías terminar a una chica tan conflictiva como yo...
-Completamente de acuerdo. [Putam... ¿Eso lo dije o lo pensé?]
-¿Qué? ¿Qué dijistesss?
¡Ja!. Lo dije, no lo pensé. Por lo tanto, ya la cagué, la obré, la defequé...
Esa, mis queridos educandos, es la desventaja de sostener diálogos interpersonales e intrapersonales al mismo tiempo, hay que estar muy atentos porque se les pueden ir las patas como me acaba de suceder a mí.
Por ahora los dejo: debo pensar en algunas otras mentiras que inventar para solucionar este asunto, je...
-¡Espera! No quise decir eso... ¡Hey! ¡Vuelve aquí! ¡Paz...!
Ah por cierto... ¡Salud! ¡Por los mentirosos!
Jajaja...
:s La cosa es, ¿para qué hacer pancho?
ResponderEliminarEs inevitable sentir celillos (cosa humana) pero no la hagan de emoción (también va pa' los hombres) da pena ajena jajajaja (sobre todo si es un lugar público)
Bueno tache por las malas escenas de celos.
¡Salud! Por los mentirosos ante los celos, que tienen que usar la mentira como un velo de piedad ante tanta verdad jojojo
Es inevitable sentir celos, estoy de acuerdo. Yo mismo los he sentido en distintas ocasiones.
ResponderEliminarLo malo es cuando los celos terminan por desgastar una relación.
Sin embargo aprender a decir lo "adecuado" se vuelve divertido, jejeje...
¡Salud!
La verdad si es muuuy desgastante convivir con una persona tan celosa, tan insegura, que acaban con todo tipo de relación, mal por esas personas, que como cansan la vida.
ResponderEliminarY lo peor de todo es que a fin de cuentas saben que lo que dices es mentira, pero eso les conforta, asi que ni modo a dar y decir lo que quieren oir, hasta que uno termine de aburrirse con una persona asi.
jejeje creo que me ha pasado... ups :P
Jajajaja...
ResponderEliminar¡Que bueno que no soy el único!
¡Salud!
saluuuud, YO POR EEEESOOOOO... No tengo novio? Jajajajajajaja! Eso de pedirle a la pareja que le deje de hablar a alguien está pésimo!
ResponderEliminarEn fin, estuvo muy divertido, jijijijijijijiji, noté de repente los años que tenemos de conocernos!
Unos cuantos, por eso nos debemos una chelas.
ResponderEliminarPa platicar, ¿que no?
yo digo que deberías chantajearla sentimentalmente, gritarle un poco y hacerte el ofendido , total, les gusta el drama , nada como hacerte el ofendido y hacer un escandalo para que se sienta culpable y acabe pidiendote perdón y de paso aprovechas para decirle que no quieres ver a las perras de sus amigas cerca, porque solo quieren separarlos y no soportarias perderla.
ResponderEliminarpuffffff
seguro te ganas el oscar , el ariel, la pplama de oro y los guantes de estambre del festival de cine de Suputaro Mich.
Jajaja
ResponderEliminarSuputaro Mich!!
Agradezco a la academia por tan inmerecido reconocimiento... Pero no lo logré sólo, estos guantes de estambre son para todo el equìpo de producción...
Que también son una bola de mentirosos!!
Salud!!
Inmaduras son las novias que hacen éstos reclamos, que no dejen que les hablen a las amigas, si un alguién está contigo es por algo, sin embargo estuvo divertido. FELICIDADES
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