El sol que entra por mi ventana golpea de lleno en mi rostro mientras yo aprieto los párpados decidido a no abrir los ojos. Tomo el cobertor y lo jalo con coraje hacia mi cara para protegerme del astro rey. Aún no quiero despertar.
Es muy tarde, lo sé. Alcanzo a escuchar la agitación de la ciudad, el tráfico, el tren pasando a lo lejos. En la casa de al lado los vecinos gritan ¡gol! Yo ni siquiera recuerdo quien juega hoy.
Aquí, debajo de las cobijas, percibo en mi piel un aroma que me remonta a ella: Su maquillaje...
-Ángelfeis... -digo sonriendo mientras trato de abrir los ojos.
Aspiro profundamente recordando el sabor de sus besos, el aroma de sus hombros y el enigmático color aceituna de sus ojos. Veo una vez más mi reflejo en el espejo obsidiana de sus mirada y acaricio la suave noche de su cabello lacio que inundó la almohada con su cascada de oscuridad. Beso los rizos rubios y cierro sus ojos con el pulgar de mi mano derecha, mientras le digo...
-Apaga el cielo de tus ojos por un momento, o podría ahogarme en ese manto azul...
Ah... Que hermosos recuerdos. Lo dicho: me encantan las mujeres. Amo sus ojos, los besables cuellos, las actitudes de niña, las feroces transiciones entre estados de ánimo y a veces, hasta los celos infundados...
Me levanto y me miro al espejo. Soy sólo un despojo de mi mismo: despeinado, con resaca, desvelado... Eso por fuera. Por dentro sé que soy un hombre afortunado, me lo recuerda la vida todos los días y cuando creo que lo he olvidado, surge alguna voz del pasado que dice: te amé, te amo, te amamos... ¿Alguien conoce mayor bendición que saberse amado al menos durante unos pocos minutos?
Si alguien desconoce esa sensación, lo invito a descubrirla...
Ya con la taza de café en la mano, enciendo el aparato de sonido, tomo un disco al azar y presiono el botón de play. Bebo el primer sorbo y alguien concuerda con mis conceptos acerca de las mujeres. Me lo hace saber a través del altoparlante:
"Las mujeres son leales, amistosas, cariñosas, honestas y fieles... Simpáticas, inteligentes, honestas, creativas, detallistas... Fuertes, tiernas, sensuales, comprensivas, ardientes, dulces, trabajadoras, valientes, tenaces, seguras de si mismas... ¡entronas!
Son todo esto y mil cosas mas, pero... *
¿alguien quiere terminar la frase?
*Canción: To all the girls I fuck before. Autor: Armando Palomas. Álbum: Que se muera el rock [2006]
...somos re pendejas pa' manejar
ResponderEliminarJajaja...
ResponderEliminar¡Muy bien contestado!
Te has ganado una chela :)
ah no, no todas y me excluyes a mi
ResponderEliminarademás para qué ponerle peros a las mujeres, si nadie se puede resistir a nosotras...
Jaja... Ok, te excluyo.
ResponderEliminarY eso de "nadie se puede resistir a nosotras" suena como si las mujeres fueran manipuladoras, posesivas y chantajistas...
Así suena...
Retiro el [pero]
¡Salud!
;)
Pero son mujeres y en la bendición va implícito el germen de la desgracia , el Yin impregnado de Yang y viceversa.
ResponderEliminarTan capaces y fuertes pero a la vez presa de sus cambios hormonales y los estados de animo, la bendición de la posibilidad de dar vida viene con la maldición de su volubilidad e inseguridad.
Nada es perfecto, ni siquiera Dios
Amén, hermano black...
ResponderEliminar31 99 92 9?
ResponderEliminar¿Eh? :S
ResponderEliminar¡Que alguien me diga el número faltante!
ResponderEliminarJajaja...