sábado, 29 de enero de 2011

Manual del perfecto infiel

Ay cariño, si yo fuera mujer... Ay preciosa, si mujer yo fuera, sería seguramente una cualquiera...
Armando Palomas.





La Honorable junta directiva de la Asociación de Hombres Unidos Enemigos de las Viejas Opresoras [AHUEVO, por sus siglas en inglés], Desde la Barra..., condones eMeFors, gansito marinela y MultiO tienen el honor de presentar la más reciente publicación del Dr. Ludwing Van Borrachosmitz, autor de varios Best-Sellers que han servido de inspiración para los distinguidos miembros de  nuestra sacrosanta organización, tales como Dos mujeres, un ladino; Amaos los unos sobre las otras y Ojos que no ven, felices los cuatro..., sólo por citar algunos.

En ésta ocasión, el Maestro Borrachosmitz presenta un manual de bolsillo, ideal para el hombre de hoy, saturado de compromisos, necesitado de comprensión y cuidado y muchas veces, subvalorado por las féminas que se esfuerzan en reclamar, más que en entender nuestra precaria situación.



MANUAL DEL PERFECTO INFIEL

Éstas son las recomendaciones básicas para ti que eres, has sido o planeas ser infiel:


1. Lee.

Leer te dará el vocabulario suficiente y distintas opciones para poder aplicar con éxito el número 2 de esta lista. Además, la lectura te ayudará a ejercitar la memoria que es un elemento básico si deseas ser infiel, pues siempre será importante recordar con quien te fuiste a la playa, con quien a la cabaña del lago y con quien a esa borrachera de tres días, cuando dijiste que ibas a una capacitación muy importante.

2. Miente. 

Miente mucho, a todas horas. Miente tanto que la mentira acuda a tus labios sin pensar, naturalmente...

3. Miente más.

Mentir es un deporte. Para buenos resultados, necesitas ejercitarte a diario. Recuerda que la práctica hace al maestro.

4. Conoce las actividades de tu pareja.

Esas reuniones de café con las amigas a las que no puede faltar todos los jueves son una excelente oportunidad.

5. Vuélvete un cínico.

Si mi vida, estuve trabajando hasta las tres de la mañana...

6. No discrimines.

Esa gacela herida probablemente tenga hermanas, amigas o primas que te llenen la pupila.

7. No las llames por su nombre.

El acostumbrarte a decirles por su nombre de pila puede tornarse en tu contra en algún momento de distracción. Te recomiendo nombres cortos que sugieran apego y cercanía: Chaparra, Cariño, Corazón...

8. No te enamores.

El desarrollar afecto por las personas perjudicaría toda la misión.

9. Besa mucho y besa bien.

(¿Tengo que dar explicaciones de ésta?)

10. Escucha atentamente.

Aprende a identificar lo que las mujeres quieren oir y dilo, pero sobre todo aprende a escucharlas. Ellas te proporcionarán toda la información que necesitas saber. Aprovecha esas ventanas de oportunidad.

11. Sin remordimientos.

Si piensas hacerlo, hazlo. Si ya lo hiciste, no seas nena. No te desgastes en pensar la clase de basura que eres y el castigo que mereces. Deja que el karma se haga cargo. Además, aceptémoslo: Lo volverías a hacer...

12. Cero evidencias.

Nada de fotos. Ignora esa sensual voz que te dice al oído mientras te muerde el lóbulo de la oreja: vamos a grabarnos... ¡Huye! No te imaginas que arma tan poderosa se vuelve una imagen o un video en las manos de una mujer. No te pongas sentimental y borra todos los mensajes cochinotes de tu celular. Ni siquiera guardes los números telefónicos de esas amigas cariñosas. Creéme. Me lo agradecerás.





He dicho.






Los libros ¿No te dije que mi novio era karateka?; Mi marido... ¡escóndete!Ya nos cargó la chingada... se venden por separado.







Aliméntate con sopes y frituras.





¡Salud!







sábado, 22 de enero de 2011

No...



-No... -Dijo ella mientras giraba la cara unos cuantos grados hacia su derecha.
-¿No qué? -Preguntó él fingiendo desconocer la respuesta.
-No me beses...
-¿Por qué no? ¿Acaso no te gusta?


Él disfrutaba el juego sin duda. Podía verse claramente el placer reflejado en su sonrisa retorcida. Sonrisa malvada dijo alguien, alguna vez...


-Me gusta. Me gusta demasiado. Me encantan tus besos.


Estaban recostados en la cama, ella debajo de él, respirando agitadamente, escondiendo sus labios de esas caricias que se esforzaba por no probar.

Él aprovechó el movimiento de su cara para tocar con sus labios aquél cuello que tembló al primer roce. La sensación eléctrica que erizó su espalda le hizo cerrar los ojos y desear más.

Abrió los ojos de súbito. Recordó algo, algo importante y volvió a decir:


-No...


Ella trató de incorporarse y él se lo permitió. Se recargó en la ventana. Él se acercó a ella, lentamente, mirándole fijo a los ojos, hasta volverla a apresar entre sus brazos. La besó en los labios una vez más mientras ella mantenía los suyos apretados. Deslizó las manos por su espalda y ella le dejó hacer. Incluso se alejó cinco centímetros de la ventana para darle más libertad a esas manos  que tomaban con fuerza sus bien formadas nalgas.

No pudo resistir mucho tiempo. Abrió los labios, aceptó la lengua intrusa y correspondió a la caricia con todos los sentidos. Su cuerpo se tensó y dejó escapar un leve gemido.


-No... -Repitió ella.
-¿Por qué no? -Volvió a preguntar él.
-Porque no soportaría volver a enamorarme de ti, o dime, ¿tú quieres que me enamore otra vez de ti? ¿Verdad que no?


Él la soltó de entre sus brazos. Retrocedió un poco. Recordó algo. Algo importante.

Recordó cómo había visto sufrir a todas las mujeres que se enamoraban de él. Recordó lo mucho que ella sufrió varios años atrás, cuando lo amaba.

¿Quieres que me enamore otra vez de ti? Resonaba al interior de su cabeza.

Y sólo había una posible respuesta ante tal pregunta:


-No...





sábado, 15 de enero de 2011

Soy un Geek



Mamá, soy Paquito... Y soy un Geek.

No, no lo sabía, te lo juro. Me di cuenta hoy al escuchar el siguiente chiste:


En una fiesta de funciones, seno de x está bailando con coseno de x, seno de x se da cuenta de que e a la x está solo en un rincón, sin bailar con nadie, así que se acerca y le dice:
-Ven a bailar, ¡anda, intégrate!
Y e a la x responde:
-¿Para qué? ¡Si da lo mismo!


No podía parar de reir. Esa fue apenas la primera señal. Para medio día estaba viendo una repetición de La teoría del Big Bang y  mi estruendosa carcajada al ver a Sheldon disfrazado del Efecto Doppler se hizo presente. Mi hermano volteó a verme, y meneando la cabeza  en desaprobación me dijo


-¿Entiendes esos gags? Eres un Geek.






Si mamá, ya sé que tú no tienes idea de lo que estoy hablando, pero necesitaba decírselo a alguien. Liberarme, por decirlo de alguna manera. Soy un Geek. No me avergüenza decirlo. Sé lo que significa y me siento incluso orgulloso de serlo. Somos una nueva generación. ¿Quién más que nosotros podría apreciar una camiseta como ésta?




No mamá. No es nada malo. No. No es una perversión ni me voy a morir. Es algo que recién descubrí, y al hacerlo, puedo ver el mundo  desde una perspectiva diferente. Somos los nuevos Arios, los que estamos destinados a dominar al mundo y, ¿te digo algo?

Nunca me había sentido tan sexy.



Jajaja... Salud.

domingo, 9 de enero de 2011

El segundo disparo



La mejor referencia para saber lo que una mujer está pensando es, precisamente, su mirada. Y él pudo leer claramente en los hermosos ojos marrón arrasados de lágrimas, que ella estaba decidida.  Sentía miedo. Miedo de lo que una mujer despechada puede hacer. Miedo de lo que una mujer burlada puede hacer, especialmente cuando ésta sostiene en sus manos un arma de fuego cargada.



-Miriam, espera... no hagas algo de lo que te puedas arrepentir...



Fue lo único que se le ocurrió decir. Se encontraba demasiado nervioso como para hilar algún argumento mejor. Su razonamiento se nublaba un poco, quizá porque la hermosa mujer que estaba de pie frente a él, tenía absoluta razón en estar furiosa. Después de todo, habían sido varios años de engaños, de mentiras, de infidelidad. Ella, sin duda le había soportado demasiadas cosas, pero todo, incluso la tolerancia de una mujer enamorada, tiene un límite...



-No te bastaba engañarme con cualquiera... Tenía que ser mi mejor amiga.



La bala salió impulsada con la fuerza percutora del desengaño, del odio reprimido, de la decepción acumulada durante los años previos. Todo el rencor almacenado en su alma se concentró en el impulso eléctrico que le hizo tirar del gatillo.

El primer disparo que salió del arma hizo blanco en la pierna derecha, rasgando el músculo a la altura del muslo. El impacto y el dolor fueron suficientes para hacerle caer, golpeándose además la nuca con la mesa de noche colocada junto a la cama. El golpe no fue tan fuerte como para hacerle perder el sentido, pero si lo suficiente para marearle un poco.

Ricardo aún podía ver, aunque de manera borrosa, la imagen de ella, desnuda, sosteniendo la pistola, odiándole, deseando destruirle. Mechones de cabello castaño ocultaban parcialmente su rostro y sus hermosos senos se movían al ritmo de su agitada respiración.

Buscando una manera de salvarse, de ganar algo de tiempo, una frase vino a sus labios. Una frase tan gastada que, para entonces, había perdido encanto y sentido a los oídos de ella. Pero era su última carta y debía jugarla.



-Te amo.








El segundo disparo, al dar de lleno en su corazón, hizo que la sangre se acumulara entre la pared de éste y el ventrículo, aumentando la presión y provocando que el músculo cardiaco colapsara, impidiéndole latir. Una muerte practicamente instantánea, que le dejó tirado sobre la alfombra, con los ojos muy abiertos, dándole a su rostro una expresión de gran sorpresa.

Ella todavía se dio tiempo de acercarse para decir:



-Que ridícula se vuelve aquella persona a la que has dejado de amar...



Y, tras vestirse con parsimonia, se alejó de él, de su departamento, de sus recuerdos y de la ciudad, con el firme propósito de reconstruir su vida a partir de las piezas que aún conservaba en las manos.


sábado, 1 de enero de 2011

Ser práctico




Pues bien, termina un año y comienza otro. Y para muchos de nosotros, ayer y hoy son días tan similares que sólo los podemos considerar como uno más.

No se me malentienda. Estoy consciente de que hay personas para quienes el fin de año supone respirar aliviados porque finalmente terminó y, del otro lado de la moneda, los idealistas que hicieron una enorme lista de propósitos que éste año si van a cumplir (sí, como no).

Lo cual me lleva a reflexionar en que todos, incluído yo, tenemos problemas en algún momento, sin embargo, les hacemos frente de maneras muy distintas.



Caso 1. La novia de un amigo lo mandó a volar.

Mi actitud: Que bueno. Así ya no tendré que decirle que la muy zorra le ponía los cuernos mientras él creía que iba a un Curso de Regularización.

Caso 2. Me mandan a una capacitación a otro estado, en un barrio conflictivo y me dicen que procure no salir del hotel porque asaltan.

Mi actitud: Me dedico disfrutar el paisaje, comer el Nutri-Lunch con agrado, averiguar si la película que pasarán en el autobús es alguna que no haya visto y ¿por qué no? conocer a la chica que viaja junto a mi en el otro asiento. Después de todo, alguna conversación podemos tener a lo largo de tres horas de viaje.

Caso 3. Me enfermo en Diciembre y debo permanecer aislado cinco días.

Mi actitud: ¡Perfecto! Tendré tiempo para escribir una historia que me ha estado rondando la cabeza y a la cual no he terminado de darle forma.




El asunto es, mis queridos lectores, que no se vuelvan esclavos de propósitos que nunca cumplen, ni se estresen por cosas que están fuera de su control. Mi recomendación es que uno debe ser práctico -pragmatismo, le llaman algunos- y adaptarse a las circunstancias de la mejor manera posible.

Así que aprende a ser feliz con esas libras de más, pues aunque tú no lo creas, existe más de un especímen del sexo opuesto para quien eso que tanto te esfuerzas por eliminar,  resulta sexy.

Deja ir a las personas nocivas y valora a las que aún permanecen a tu lado.

Ve las cosas de manera simple y te darás cuenta que la vida a veces no es tan complicada como parece y sobre todo, dáte cuenta que eres muy afortunado, tal vez más de lo que pensabas.

Habrá quien diga que Si del cielo te caen limones, debes aprender a hacer limonada. Yo soy de los que comulgan con la idea de que Si la vida te da la espalda... ¡le des un buen agarrón de nalgas!


¡Salud!