domingo, 11 de noviembre de 2012

Me queda claro

Feliz Cumpleaños




No es amor, me queda claro. Lo adivino en la humedad de nuestros besos. En la erizada piel de tu espalda cuando mi lengua asciende por los escalones de tu espina, impulsada por mi aliento.

Yo no te amo, pero todos los días te deseo. A las tres de la mañana y a las cuatro y a las cinco. Y antes de las seis, cuando el frío cala y el ardor de tus abrazos se vuelve una necesidad. Te deseo más cuando mis ojos, cansados de buscarte tantas horas, se vuelven a cerrar.

Anhelo el calor de tus abrazos y nuestros salvajes besos, de dientes y saliva; la travesía lasciva de mi rampante mano, sobre tus muslos de piel morena, durante el peligroso ascenso por tus largas piernas. 

Extraño tu cabello negro derramándose en la almohada y el contraste de tu piel sobre la blancura de mis sábanas. Pero extraño más  tus claros ojos, tus ojos eternos, el perfume de tus hombros y tu espalda,  y beber de un sorbo tu linda imagen con la mirada.

He soñado contigo, con tu cuerpo, cubierto apenas por la combinación negra y granate de las prendas que te regalé. Ansío despojarte de ellas, deslizar una y arrancar la otra en un éxtasis frenético de lujuria y besos, mojados ambos en las cálidas notas de una canción de Auté.

Sirena seductora, entona tu canto una vez más. Pídeme que te acompañe, mujer-hechicera y, al momento, se dirigirán hacia tu puerto mis bien combadas velas. 

No. No es amor, estoy seguro. Pero -me queda claro- que soy esclavo de tu conjuro.





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