jueves, 1 de octubre de 2015

Encuentro



No me había percatado que él estaba ahí, de pie, observando a las personas que avanzaban en  sentido contrario a su posición.

Me sorprendió descubrir sus ojos fijos en mí. Nuestras miradas se encontraron por un momento y pude percibir la tensión en su mandíbula, el apretar de los dientes. Supe que desviar la mirada podría interpretarse de muchas maneras, ninguna conveniente para mí, así que sostuve la de él, mientras asumía que él apretaba los puños.  Al menos, eso me dijo su expresión.

Su apariencia era diferente a lo que yo recordaba de él. Tenía menos cabello, se veía más pesado y parecía cansado, pero no de ese cansancio debido al trabajo o la actividad física: cansado de sospechar, de inferir, de no dormir pensando en todo lo que pudo haber sido y que él no era capaz de asegurar. Las líneas de expresión en su frente me lo confirmaban.

Sentí sus deseos de hacer algo; gritar, golpear, preguntar...

Mientras nos veíamos sin parpadear, dije su nombre alto y claro, a manera de saludo, y lo complementé con una ligera inclinación de cabeza, apenas perceptible. Ni siquiera recuerdo si hubo en mi mueca un esbozo de sonrisa (algunos podrán llamarlo cinismo; para mí, era solo una estrategia de defensa). Yo seguía caminando en dirección contraria de donde él se encontraba de pie, estático, recargando el hombro izquierdo en la pared.

El que yo lo saludara lo sacó de balance. Creo que no esperaba que pudiera hacerlo. Pasé a escasos cinco metros de él y seguí caminando hasta dejarlo atrás. Sentí su mirada clavándose en mi espalda como una daga afilada. Pensé en ella. Debía estar muy cerca de ahí, quizá detrás de la puerta más cercana a él, la que parecía defender como un perro guardián. No lo culpo.

Sé que me odia, sé que sospecha pero no está seguro. Sé que pudo golpearme, de frente o por la espalda y sé que yo no hubiera hecho el menor intento por defenderme. Sé que no podrá resolver su duda. Sé que me matará si confirma eso que no le deja dormir. Sé que es muy difícil que se presenten las circunstancias para que me encuentre con ella. Sé que desearía que sucediera de nuevo. Sé que estuvo mal desde el principio y sé que lo volvería a hacer una y otra vez. Sé que soy un estúpido y sé que soy un suicida. 

Pienso que en mayor o menor medida, todos lo somos y cada quien busca la forma de matarse a su manera...

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