domingo, 26 de abril de 2009

La felicidad de las lombrices


Hace dos días un amigo me dijo:

-Pinche Erick estás tomando mucho, ¿no?
- No, güey. Lo que pasa es que ha coincidido que cuando nos hemos visto también me he ido a tomar unas chelas.
-Güey... ¡Nos hemos estado viendo casi a diario!

Este pequeño diálogo hizo que me preocupara y, para colmo, traigo una canción en la cabeza que habla de ir a tomar unos tragos... ¿Me estaré volviendo un borracho? ¿Por qué todas las canciones que escucho últimamente tienen que ver con alcohol?

Hoy ¡Salud!

Hoy se me ocurrió tomar un trago
hoy besé la mano a un maniquí
hoy se me olvidó viajar en globo
hoy se me olvidó pensar en ti.

Hoy tiré la soga a la basura,
hoy bajé una nube corazón
hoy me transformé en caricatura
hoy te me olvidaste sin razón.

Hoy recibí un fax de alcantarilla
hoy el niño Armando se perdió
hoy vi a Mary Popins sin sombrilla
hoy una medusa se suicidó.

Hoy me convertí en un catahoteles
hoy con las hormigas bailaré
hoy bautizaré siete burdeles
hoy frente a un espejo mudaré.

Hoy quité mi máscara de rudo
hoy mi voz se fue por un vagón
hoy de mi garganta quité un nudo
hoy le rezaré a mi diapasón.

Hoy desnudaré a la fantasía
hoy desmaquillé mi maquillaje
hoy brindaré con ginebra fría
hoy sin viaje y hoy sin equipaje.

Hoy quité el dedo de la llaga
hoy solo pasaba por aqui
hoy mi corazon las cuentas paga
hoy murió de rabia un colibrí.... [Armando Palomas].
Hoy en la mañana venía cantando esa canción por la calle sin la menor pena. Iba justo en la parte del coro: "Hoy me convertí en un catahoteles..." cuando volteó un tipo que iba sobre una bicicleta -¿triciclo?- de color amarillo. De esos vehículos donde a veces venden pan o tamales. Me lanza una sonrisa y me dice:
-¡Eres feliz amigo..!
-¡La verdad, si..! -Respondí casi sin darme cuenta...

Luego me puse a pensar en lo que acababa de suceder. Un perfecto extraño me oye cantar como un verdadero loco, y por lo tanto, deduce que alguien que puede cantar tan descaradamente mientras va caminando por mitad de la calle, debe ser feliz... feliz como una lombriz.
Tal vez el hecho de saber que no iba a poder ir a trabajar mañana por la gripa que me cargo, me puso ocioso de antemano y volví a pensar en esa frasecita: feliz como una lombriz...

¿Cómo demuestran su felicidad las lombrices? ¿Se rien? ¿Se tuercen de la risa? ¿Quién acuñaría una frase tan ilógica?
Lo cierto es que con todo y mi dotación de medicina para la gripe en esta bolsa de plástico me siento bien. No me refiero a sentirme saludable, eso es un hecho. Pero me siento... feliz. Tengo muchas cosas. Tengo muchos amigos. Muchos más que los que una lombriz podría tener. Al menos eso creo...
Además me considero una persona con suerte.
Algo que contribuye de manera definitiva para que me sienta tan bien a pesar de las molestias de la gripe es que me doy cuenta que siempre he hecho lo que se me ha venido en gana. Me gusta atreverme. Me gusta pensar... ¿Qué puedo perder? ¿Las lombrices hacen eso? No lo sé.
Lo que si sé es que la vida es demasiado corta como para vivirla a medias. Y que nada me garantiza que no me van a atropellar mañana: Hay que atreverse...
Y para ser congruente con las cosas que escribo y las que hago, me voy. Hay una pelirroja a la que he querido llamar toda la semana. No quiero despertar mañana y decir: le hubiera llamado, pero ya es demasiado tarde...
¿Las lombrices llaman por teléfono? ¿Tienen en su sociedad de lombrices algún inventor del tipo Alexander Graham Worm?
Llamemos ya... ¿que tal que fuera influenza? ¡Malditos puercos gripientos! Al menos estoy seguro que las lombrices no tienen eso... ¿Por eso serán felices?
-Hola, ¿Cómo estás?
-¡Hola! Empezaba a creer que nunca llamarías... Me debes un abrazo, ¿recuerdas?
Se los dije...
¡Salud! -Con tecito de gordolobo... sólo por hoy...

miércoles, 22 de abril de 2009

Sueños


-¿Qué hora es?

-No tengo la más remota idea. Pero ha comenzado a salir el sol.

-Soñé que nos besábamos toda la noche.

-No fue un sueño. Justo ahora, seguimos besándonos.

-Tal vez por eso me siento cansada.

-Es Natural. Esta noche hemos recorrido los hemisferios de sur a norte, cruzando el ecuador varias veces. Escalamos las altas cumbres y exploramos las frescas planicies.

-Tuve frío por un momento...

-Recuerda cuantas veces tocamos los polos, la blanca nieve derretida al calor de mis manos. La Aurora Boreal que iluminó mi espalda hace dos horas... El explosivo abrazo en que nos fundimos. El frío pasará de largo. Ni siquiera hará el intento por abrir esa pequeña puerta de madera... Aqui estamos a salvo.

-¿Sabes? Odio que siempre tengas razón.

-No la tengo. Simplemente he vivido dos siglos más que tú, eso me da ventaja...

-Qué grande eres. Un sólo brazo tuyo me protege del frío, de la tormenta y de mi miedo a las arañas.

-No quiero despertar.

-No lo hagas. Sigue dormido. Yo vestiré tu piel por un momento. Voy afuera. Quiero ver ese lago con tus ojos, quiero respirar esta brisa con tu olfato. Sentir como me envuelve tu calor mientras tú sueñas conmigo.

-No quiero un mal sueño. No quiero soñar que tu sonrisa se adelgaza hasta desaparecer. Tú eres tu sonrisa. Ven... Deja mi piel en algún lado. Abrázame. Permanece conmigo así... Sólo cinco eternidades más.

-Bésame...



martes, 21 de abril de 2009

Parábola


En aquellos días, Jesús habló a sus discípulos de esta manera:

En verdad os digo que Y es igual a equis cuadrada más tres equis más cuatro [Y = x^2 + 3x + 4]...
Los discípulos se miran consternados. Murmuran. Discuten... Pedro, con un ademán de su mano derecha, detiene la discusión de sus compañeros y se acerca respetuosamente al Maestro...

-Rabí, no entendemos...
-No te preocupes, Pedro: ¡es una parábola...!
[San Borracho 3.1416]

lunes, 13 de abril de 2009

Soñé que teníamos alas...

Para ti...

Soñé que teníamos alas.

Tomaba tu cintura entre mis garras
para llevarte a una isla desierta.

Besaba el mármol de tus manos,
mordía la vida de tu ardiente cuello.

Bebimos nuestra sangre gota a gota
hasta vaciar del todo nuestros cuerpos.

Soñé que nacíamos libres
para amarnos sin tenernos miedo.

Y que el día se tornaba noche
y que el temor se transformaba en beso
y que los besos nos volvían más fuertes
para romper el invernal silencio.

Soñé que teníamos alas
y que volábamos por aquél cielo

que en el horizonte nos volvíamos nada...
para volver a renacer del fuego.



[Yo. Abril 13, 2009]

sábado, 11 de abril de 2009

Michelada en el café


Tengo que reportarme al ensayo a las 9:30 de la noche, pero yo salí de casa desde antes de las 8 huyendo del calor y no se me ocurre que hacer para matar el tiempo. Tengo sed.

Ahora que lo recuerdo, a una cuadra de aquí, arriba del teatro, hay un cafecito que me gusta mucho y encamino mis pasos hacia allá.

El edificio es completamente hecho de cantera, lo cual, le da una frescura que se percibe desde que dejo el calor de la calle. Las escaleras son lo de menos. Parece que mi condición física no está tan mal como creía. Y henos aquí...

Hay poca gente, lo cual me agrada. Busco una mesa desde la cual domine todo el recinto y deposito las tepalcuanas en la silla. Es decir, me siento. Aquí viene otra de las razones por las cuales me gusta tanto este café...

-Hola, _______. ¿Te dejo la carta?
-Hola, Perla. Si. Por favor...

¿Desde cuándo sabrá mi nombre? No tengo idea. Recuerdo que yo le pregunté el suyo hace mucho tiempo. Cada que vengo aquí es ella quien me atiende. Y se lo agradezco. Así puedo ver sus ojos.

Siempre hemos sido fieles al ritual de la carta. Aunque yo ya sé lo que voy a pedir. Y ella también: La razón principal por la cual vengo a este café. Es curioso. Casi nunca pido café. De cualquier manera, este calor amerita ese algo por lo que siempre vengo...

-¿Te tomo tu orden? (Sonrisa incluída)
-Si Perla... ¿me podrías traer una michelada cubana por favor?
-Cerveza Victoria, ¿cierto?
-Así es.
-Ok. ¿Algo más?
-Por el momento sólo eso...
-Muy bien. En un momento te traigo tu orden.
-Gracias.

Gracias. Gracias. Gracias. Lindos Jeans. Ya me acordé porque siempre termino en esta mesa.

Perla coloca un tarro de cristal transparente en mi mesa. Opaco. No se ve a través de él, pero hay una buena razón para eso. Al tocarlo compruebo lo frío que está. A un lado deja una botella oscura. Fría también. Riquísima (la cerveza). La tomo con la mano derecha y vierto el líquido ambar en el tarro. Sonrío. Dicen que a los borrachos no se les hace espuma cuando sirven la cerveza. Se me hace agua la boca...

Sobra un poco en la botella y no estoy dispuesto a que se caliente. Así que adiós glamour y venga la cerveza directo de la botella... cual manantial. Siento como el líquido pasa por mi garganta. Frío, delicioso, suave...

Recién he dejado el envase vacío sobre la mesa, cuando regresa Perla. No dice nada, sólo sonríe. Toma la botella vacía y me deja un plato de cacahuates para botanear. Me extrañaría que no lo hiciera. Lo ha hecho desde la segunda vez. Después de la primer propina. Y no fue una propina ostentosa debo aclarar. Sólo algo decente. Algo decente para un estudiante de clase baja como yo. Pero desde entonces nunca falta mi plato de botana. Ni mi tarro frío. Ni esos ojos sirviendo la cubana helada.

Bebo del tarro sin prisa. Disfrutando la frescura del momento. ¿He mencionado que en esté café he probado las micheladas cubanas más ricas y frías? Seguro ya lo habían adivinado. El ambiente está super tranquilo. Y yo saboreo cada gota. Cada sorbo. Cada trago.

Perla atiende otras mesas frente a mi. Tal vez algún día invite a esos hermosos ojos café a salir conmigo. Total, ¿qué puedo perder?

Dicen que las mejores cosas de la vida son gratis. A veces no me importa pagar 25 pesos por un placer extra. Fresco, líquido, refrescante... Delicioso. Me está cayendo de lujo. ¿Será el calor? No lo sé. Pero lo estoy disfrutando bastante...

Salud...
¡Ahhhh!

miércoles, 8 de abril de 2009

El Evangelio, según San Borracho


En aquellos días, se casó un tipo que iba con nosotros en la escuela. No recuerdo su nombre, pero siempre le habíamos dicho El Carnal. Así que, desde que nos enteramos de su inminente suicidio, hacíamos alusión a su bodorrio como Las Bodas del Carnal.

Sucedió pues que llegó la fecha tan esperada. Y, contrario a mis costumbres fui a la ceremonia religiosa. Aunque, fiel a mis costumbres, llegué tarde. A la pura bendición. Literalmente.

Luego fue la pachanga, en un salón del barrio, donde los invitados estábamos aglutinados [Es decir, de tan pequeño el espacio y tanta gente, nos encontrábamos glúteo con glúteo, imposibilitados de movernos un centímetro sin golpear al vecino].

Claro que eso era lo de menos, mientras siguiera corriendo el alcohol. Pero de tanta gente que éramos, se acabó el tequila. Pensándolo bien, nos acabamos el tequila que era para la fiesta.

Como en cualquier fiesta de barriada, no faltó la señora metiche que empezó a murmurar que cómo podía suceder eso en la fiesta... ¿Qué iban a decir los Núñez de la Corcuera?

En esas estábamos cuando Doña Mary, le habló al Mesías [Alias el gurú, alias el hippie, alias el Peace & Love].

-Chucho, hijo... Se acabó el pisto.
-¿Qué puedo hacer yo, madre? Me gasté mis últimos cincuenta en el six que compramos para llegar entonados a la fiesta.
-Lo que puedas, mi niño. Yo confío en ti.

Cabe mencionar que el Chuy siempra andaba vestido en la onda hippie: El cabello largo y una camisota de manta que parecía túnica. Hablaba como salido de una película gringa pirata doblada al español. Era de los más altos de la banda, así que, imponía autoridad. Hizo a un lado a su entonces novia, la Magdalena -una mami muy sabrosa, por cierto- y nos dijo:

-Carnales, banda, queridos amigos. Ha sucedido algo que no debía suceder. No en una celebración como esta. No en Las Bodas del Carnal: Nos hemos quedado sin chupe...
-¡No mames! -Respondimos todos en coro.
-¿Y qué vamos a hacer?
-En estos casos, hay pocas opciones, pero he aquí lo que yo propongo: Consíganse unos garrafones de Santorini, que alguien se lance por unas bolsitas de Kool-aid o de Tang, azúcar, y traigan las botellas a medio terminar de la pedacera de hace ocho días.
-Pero eso era puro charanda...
-¡Mucho mejor! Apurad, que es una emergencia...

No sé si lo he mencionado, pero el Chucho siempre ha tenido muy buena mano para la mezcla y esa agua loca le quedó fenomenal.

Sobra contar que al dia siguiente no recordábamos ni nuestro nombre y que la cruda me duró tres días completos. Es lo más cercano que he visto a la conversión de agua en vino. No me lo crean a mi, pero juraría que ese día hasta ángeles andaba viendo.

Lo bueno fue que sobrevivimos... Y que no nos quedamos ciegos.

¡Demos gracias al Chuy!

¿Cuándo es la próxima?


¡Salud!

domingo, 5 de abril de 2009

Feliz Cumpleaños...

Si te despiertas de buen humor, siempre habrá algo que vuelva malo el día. Decimocuarta ley de Murphy.

¡Hoy es Sábado! Pero lo importante de este día es que es mi cumpleaños. He estado planeando esto por semanas, así que tiene que salir bien. Por lo menos eso quiero creer.

Debo darme prisa para alcanzar buena carne. Ya aparté el primer cartón de chelas y cuento con las mesas y las sillas. Mi camarada, el Thunder, va a traer el segundo cartón y con eso comenzaremos la fiesta. Mi tía, la experta en la cocina y la que tiene el mejor sazón de la familia me ayudará a preparar la carne asada. Nunca había organizado mi propia fiesta y me siento emocionado. Parece que todo saldrá a pedir de boca...

Bajé la computadora de mi cuarto y la conecté al estéreo de la sala. Una lista de mis rolas favoritas y otra de videos. No quiero que se aburran mis invitados. ¡Cómo me voy a divertir!

Vaya... ¡Cuánta gente! Creo que tardaré un poco en regresar a limpiar la cochera para la party.

Llamada de mi madre: "¿Dónde diablos andas? ¡Tienes que limpiar la cochera! ¿Ya compraste la carne? ¡Es tardísimo!"

-Si, madre. Voy de regreso...

Son las doce y no han llegado los cartones. Ni la hielera. Ni las mesas. Ni las sillas...
¡Uf! Llegaron. Ya me había preocupado.

Llamada de mi novia: "Llegaré un poco tarde."
-Mmm... Ok. No hay problema.

¡Que rico huele! Parece que, después de todo, si saldrá bien este asunto. Ha llegado mi familia... Con todos sus hijos, menos el de atrás.

Caray. Adiós música favorita. Todos quieren ver el partido así que apagan el estéreo y encienden la televisión. Bueno, tal vez no sea tan malo...

Vinieron mis compañeros de trabajo... ¡Excelente! ¿Alguien iba a traer dos botellas de tequila? ¿No? ¿Para eso compré el Squirt y los limones?

Diablos, que complicado es esto de ser anfitrión. No he podido probar bocado. ¿Otra chela? Ahorita te la traigo. ¿Clara, verdad? ¿Era oscura? Perdón... ¿Tu plato, verdad? Sin ensalada, ¿cierto?

Para mi mismo: "¿No podrían dejar en el plato simplemente lo que no quieran? Complican mi chamba de chef, mesero, barman, garrotero..."

-¿Vas a comer? Me gritan mientras esquivo a mis sobrinos que corren por la sala y estan a punto de... Maldición. Adiós colección de figuritas de Star Wars... de cristal.

-No gracias. Esperaré un poco más...

¡Llegó ella! ¡Genial! La esperaba para comer juntos. Hola hermo... ¡Que cara! Parece que trajera un zorrillo muerto de tres días en ese bolso...

-Disculpa, ¿te pasa algo? ¿Te sirvo de comer?
-No es nada. Y no tengo hambre.

Sigo asando, sirviendo, rebanando, recogiendo, llevando, mezclando, corriendo... Pero no puedo concentrarme. ¿Hice algo? No lo recuerdo. Me hubiera gustado que llegara sonriendo. Después de todo, es mi cumpleaños, ¿no? Por poco tiro una chela. Eso si sería pecado.
Se me quitó todo: la sonrisa, la energía, las ganas, el optimismo... y el hambre.

Al final, mi mejor amigo no vino, mi mejor amiga no vino, porque iba a venir mi novia y no quería incomodarla. Ah, ¿recuerdan la cara de enojada de mi chica? Resultó que soñó que la engañaba con una vieja zorra y por eso llegó encabronada. ¡Un pinche sueño! Me lo contó cuando fui a llevarla a su casa. Son las 12 de la noche y no he comido. Mucho menos cenado. Y aunque no lo crean, no he probado alcohol. Gracias.
Así que tomo una decisión: Nunca más celebraré mi propio cumpleaños...
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Me acaban de llamar mis cuates. Los infaltables. Los fieles. Los incansables. Vienen en camino. Uno de ellos viajó desde la ciudad de México.

Y en la hielera sigue un cartón de chelas tan frío como una pata de pingüino. Por fin un oasis de tranquilidad. Comemos lo que queda de la carne asada con las manos, los cubiertos no son parte de nuestros rituales. Ellos son el tipo de amigos que si quieren una cerveza, la toman de la hielera. Si se acaban van por más. Si decimos una pendejada, no perdonan. Se burlan sin compasión. Nos burlamos sin compasión: Somos amigos.

Llegaron 12 horas tarde, eso si. Pero llegaron. No saben como se los agradezco.

¡Salud!