sábado, 4 de septiembre de 2010

Cosas de borrachos



Hoy se casó mi mejor amiga con otro buen amigo mío. Sólo por tratarse de ella me apersoné en la ceremonia religiosa. Tarde sí, pero llegué. Sin embargo a la fiesta si me presenté temprano. No podía faltar.

Ya comimos y el grupo musical comienza a tocar pa' que los comensales se levanten de sus lugares y empiecen a sacudir el bote.

Que bello cuando me amas así
y muerdes cada parte de mí...


Lo malo de estar sentado a una mesa de solteros treinta-ñeros es que no falta algún comentario depresivo, especialmente cuando ya estamos medio briagos.



-¡Ya todos se están casando, no manches! -Dice Humberto con una entonación que denota que ciertamente está preocupado.
 
 
Aquí entro yo, como siempre, sin más motivación que chingar al prójimo. Yo no tengo la culpa de ser fan del uso adecuado de las palabras...


-¿Cuál todos cabrón? Nomás porque la Chela se casó no significa que TODOS nos vayamos a casar...
-Bueno, eso sí. Al menos, no los que estamos en esta mesa... ¡Yo ni novia tengo!


Los cinco simpáticos individuos que estamos en la mesa nos miramos unos a otros. Yo hago un gran esfuerzo por no ser el desgraciado de siempre y decirle que no tiene novia por buei, por querer que todas sean rubias, de ojo azul, piel blanca y lo más difícil: que se enamoren perdidamente de él a primera vista... Sí como no.

Germán parece adivinar mis perversas intenciones y cambia el rumbo de la conversación.


-Pues hay qué conseguirnos una, ¿no?
-Está difícil -Dice Pável, moviendo la cabeza.
-No puedo creer que te escuché decir eso mi buen... Tú no.


Omar se limita a sonreir mientras Alejandro pone el desorden.


-Weyes, pues tan fácil, háganlo interesante: ¡Que sea una apuesta!


Humberto recobra el entusiasmo y dice:


-¡Sí! El que no tenga novia de aquí a fin de año, o sea el 31 de diciembre, pierde.
-Yo no juego.
-Y qué va a pagar el que pierda? -pregunta Germán.
-Una botella de tequila o dos cartones -Responde, o más bien grita Humberto.
-Borrachos tenían que ser... Yo no juego.
-Pero el Omar si tiene vieja -interrumpe Alejandro.
-Pues sí. Pero de aquí a Diciembre lo pueden mandar a volar -dice Pável categóricamente.


Yo no pude decirlo mejor. Pero lo que me molesta es que no me hacen caso. ¿Acaso mis gritos de YO NO JUEGO no se escuchan? Creo que ya nos atrofió los oídos la música de los Ángeles Azules.


-¿Por qué no quieres entrarle Borracho? -Pregunta Germán por fin.
-¡Y todavía me lo preguntan! Después de dos años de andar con la innombrable, ustedes creen que me quedaron ganas? Sí estos últimos meses de soltería han sido lo más maravilloso que me ha pasado en la vida! En estos momentos, ¡estoy enamorado de mi libertad!
-Tú tienes la culpa, Borracho, por ser un mandilón -dicen todos a la vez.


Omar me da una palmada en la espalda y me dice:


-Vamos a entrarle, total si no se hace nos ponemos pedos y ya.
-Interesante filosofía. Mañana mismo compro la botella para pagar mi apuesta. No pienso tener novia. Pondré todo mi esfuerzo en perder. Lo juro por...


Una discusión de borrachos solo puede ser interrumpida por una visión como la que acabamos de tener. Justo del otro lado de la pista, a un lado de la mesa de los novios, tres chicas esplendorosas, radiantes, hermosas.
Hacemos un esfuerzo por cerrar las bocas y no babear. Germán no puede evitar el comentario soez, pero certero:


-Qué sabrosas.
-Sí, sobre todo la del vestido rosa fuerte -agrego a mi vez, apreciando el buen gusto de mi amigo.
-¡Hay que sacarlas a bailar! -Dice Humberto emocionado.
-¿Y si no quieren bailar?
-Es una fiesta. Tienen que bailar.
-Sale. ¿Quien va? -Pregunta Omar.
-¿Un volado? ¿Un chin-cham-pú?
-¿Tú qué dices Borracho? ¿Borracho? ¿Borra... ¡Miren a ese cabrón! -Alcanzo a escuchar la voz de Germán mientras me señala con el dedo.


No tengo la culpa. Esas cosas me desesperan. En lo que ellos decidían yo ya estaba bailando con la niña del vestido rosita, que no es rosita sino como anaranjado. Es mucho más hermosa a 10 centimetros de mi rostro y que deliciosa fragancia...

La pieza termina y tengo que preguntarlo:


-¿Bailamos la que sigue?
-¡Claro! Oye,  ¿tú eres amigo de mi prima la que se casó verdad?
-Sí...


No puedo evitar voltear a la mesa donde están mis amigos. Todos sentados moviendo la cabeza en señal de desaprobación. Yo sigo bailando, aspirando el suave perfume de la hermosa chica que, justo ahora, tomo de la cintura.

Haydé... Se llama Haydé.



¡Salud!

16 comentarios:

  1. y porqué no me has presentado a tus amigos los de la mesa? MUGRE!!!!

    jajajaja, saludous ;-)

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  2. Pues porque eres una mujer de negocios muy ocupada y no coincidimos, je...


    Un abrazo florecita!

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  3. sí labilidad o como dice el dipsionario : condición de lábil jajajaja
    en palabras simples y comunes o más bien explicación, sería: "pues sí pero no" o "no pero sí"

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  4. Ahhhhhhhhhhhhhhh...

    Ahora todo tiene sentido.

    Jejeje.

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  5. jeje sí, es que a veces olvido no utilizar lenguaje técnico

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  6. Bueno una vez que les aclaraste quien era el macho alfa que otra lección de vida les vas a dar?

    Por cierto de aquí a diciembre es mucho tiempo, necesitas presionarlos más, lectura obligada de tu blog y salidas 4 veces a la semana.

    Los Domingos a misa a conocer niñas bien

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  7. Jajaja...

    La idea (al menos la mía), es salir con muchas pero no andar con ninguna...


    Maese black, cuento con su anuencia?

    o qué sugiere?

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  8. oye prometeme ubn dia estar dentro de una borrahera asi
    jajajaja
    gracias!
    sweety
    ya te extrañaba

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  9. Te lo prometo, preciosa.

    De nada.

    Y por cierto... yo también te extrañaba ;)

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  10. MIENTRAS NO BAILES QUEBRADITA TODO ESTA PERFECTO, JIJIJI !!!
    (8) si tu boquita fuera de chocolate ...

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  11. Jajajaja...

    ¡Ay esa maldita canción!

    Que malos recuerdos, je...

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  12. jajaaj che BORRACHO!! y aun sigo diciendo miren ese cabron!!!! y ese 31 de dic ya casi llega...
    excelente historia como muchas otras que hemos pasado :)

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  13. Así es, y las que nos faltan por vivir borrachote...

    Me agrada mucho poner como cuentos esas historias que son verdaderas...

    Pero sólo los que estuvimos ahi, sabemos que realmente sucedieron...

    Por eso: ¡Salud!

    ¡Ah que buena fiesta la de anoche!

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