sábado, 1 de octubre de 2011

Te extraño



Te extraño. Con nadie he podido hablar de cine como lo hacía contigo. A todas ellas les eran ajenos los Kubrick, los Bergman y los Lynch. Extraño tu mano acariciando mi pierna en la penumbra de los ciclos dedicados a Hitchock y las tardes completas analizando y comentando The Birds.

¿Recuerdas ese viaje que habíamos planeado? Decidí hacerlo solo, a falta de ti.




Fui al festival. Ése, al que teníamos tantas ganas de ir. Hubiese deseado caminar contigo, tomados de la mano, por las calles empedradas de ese pueblo perdido en las montañas, sentir junto a ti el frío que esa noche calaba hasta los huesos.



Te imaginé durmiendo a mi lado y extrañé tu cabellera derramándose sobre la almohada cuando desperté en el hostal, cuando corrí a la ventana a llenarme los pulmones de aire fresco y del azul del cielo la mirada.



Extrañé tu plática, tus comentarios divertidos y acertados, mientras emprendía el camino de regreso al pueblito: 25 minutos de viaje a pie ambientado por los sonidos de la naturaleza.



Sentí el deseo, el irreprimible deseo de contarte las sensaciones que tuve la noche anterior, cuando me llevaban hacia el hostal en la camioneta y solo veía oscuridad alrededor de la misma. Eso sin contar que me llevaban hacia un hostal... ¡un hostal!

A final de cuentas, el festival era de películas fantásticas y de terror. Y yo ya estaba en el papel, la adrenalina al 100, expectante... En cualquier momento un psicópata saltaría al sendero e intentaría asesinarnos al chofer y a mi... ¿O sería el chofer el psicópata?

Sí, lo sé. Demasiado Gore es nocivo para la salud.




Tanto caminar me dio hambre. El pueblo despertaba y mi apetito también. Me dirigí al mercado y pedí una quesadilla de maíz negro. Luego un tamal de rajas tan picante como no había probado otro en la vida. Después me quemé los labios con atole de tamarindo. 



Te extrañé en la fila de acceso y en la presentación estelar. Extrañé abrazarte, rodear tu breve cintura con mis brazos y esas cosas que suceden entre nosotros en las salas de los cines. Extrañé tus ojos café y tu perfume. Tu voz delgada y tus reproches.

Te extraño hoy, metido en esta caja, rodeado de silencio y oscuridad. Tengo frío. Estoy añorando tu presencia y deseando un beso tuyo. Uno al menos. Tal vez eso me devolvería un poco de calor...

Te extraño...


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