sábado, 5 de febrero de 2011

El problema original


En la especie humana, una mujer (del latín mulier, -eris) es el ser humano del sexo femenino.






Me parece que, al día de hoy, las estrategias militares están completamente erradas y carecen de sentido común. Si yo quisiera hacer tambalear la estabilidad de un país, les enviaría un ejército de mujeres.

Basta con hacer un poco de memoria para recordar y darnos cuenta que los mayores conflictos de la historia universal has sido causados, provocados (ya sea intencionalmente o no) o planeados y maquinados por mentes femeninas que se aprovechan de nosotros, los pobres hombres a quienes ustedes mismas acusan sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis...



No. No me tienen que creer a mí. Los hechos hablan por sí solos.

Desde los orígenes de la humanidad (si es que ustedes se tragan el cuento ese de la creación), en tiempos de Adán, quien tuvo la mala suerte de conocer a Eva, quien no sólo vivía a sus costillas, sino que se dio el lujo de provocar la ira del criador, quien ni tardo ni perezoso los expulsó del Jardín de Edén, no sin antes aplicarles a ambos dos y por partida doble, su respectiva patada en el trasero. A una por sonsacadora y al otro por estúpido.

Los encantos femeninos han sido la causa de perdición de hombres y reinos por igual. Desde Sansón que perdió su abundante cabellera de rizos ondulados con la cual causaba sensación cuando formaba parte del grupo de Heavy Metal llamado Los Jueces del Antiguo a manos de la cruel Dalila (Dalis para los cuates); o que me dicen de las intrigas de Herodías que hizo perder la cabeza (literalmente) a Juan el Autista, con ayuda claro, de la sensual Salomé (mami).



Pasando a rumbos más mediterráneos, nos encontramos con la figura de Pandora, quien fue creada a petición de Zeus, expresamente, para introducir males en la vida de los hombres.

Fabricada sobre pedido y apegándose a los estándares más altos de la norma ISO 9000 (de ahí que las mujeres se sientan hechas a mano) por Hefesto, con la forma de una exquisita doncella y con una belleza parecida a la de las mismas diosas, adornada de gracia y sensualidad pero además en su ánimo debían ser sembradas las mentiras, la seducción y un caracter inconstante, todo esto con el solo propósito de configurar un bello mal que fuese imposible de rechazar. 

Mal que los hombres estaban condenados a tomar con gusto, sin saber que realmente estarían recibiendo desgracias... ¿que miedo no?



Creo que un post no me será suficiente para poder mostrar la manera en que amistades, familias y como dije antes, reinos enteros han sido destruidos, saqueados o reducidos a cenizas por causa de una mujer o de las curvas de una mujer.

Sin esforzarme mucho vienen a mi mente nombres como Medea, Helena de Troya, Cleopatra, (¿o era Cleopetra?), María Antonieta, La Malinche, Lucrecia Borgia, Paulina Bonaparte, Paulina Rubio (me cae mal. Punto.), Courtney Love, Yoko Ono, Mónica Lengüinsky y la amante número 34 de Tiger Woods... sólo por mencionar unos cuantos ejemplos.

¿Cuál es el objetivo de toda ésta disertación? Simplemente llegar a la siguiente conclusión: el origen de todos los problemas son las benditas mujeres... y se los demuestro matemáticamente:






¡Ay, mujeres... No se puede vivir con ellas!






Ni sin ellas...





¡Salud!





6 comentarios:

  1. lo bueno es que los hombres son perfectos, inocentes,víctimas de las ingratas mujeres...

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  2. jajajaja pues ni tan perfectos mas bien ilusos y medios tontos para que andan de creidos!!!! jajajaja aunque te falto decir que los problemas son resueltos en matematicas, las matematicas solo son entendidas por personas inteligentes, ahora entiendo por que los hombres no nos comprenden ... logico!!! :) saludos mi queridisimo...

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  3. Saludos mi queridísima Luz de la Aurora.

    Y, si no podemos comprenderlas, ¿qué nos queda por hacer?

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  4. Hermoso Final: ¡Ay, mujeres... No se puede vivir con ellas!

    XD

    Saludos
    Sandra

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